lunes, 2 de julio de 2012

Demasiados nombres

Demasiados nombres

(Pablo Neruda)Se enreda el lunes con el martes
y la semana con el año:
no se puede cortar el tiempo
con tus tijeras fatigadas,
y todos los nombres del día
los borra el agua de la noche.

Nadie puede llamarse Pedro,
ninguna es Rosa ni María,
todos somos polvo o arena,
todos somos lluvia en la lluvia.
Me han hablado de Venezuelas,
de Paraguayes y de Chiles,
no sé de lo que están hablando:
conozco la piel de la tierra
y sé que no tiene apellido.

Cuando viví con las raíces
me gustaron más que las flores,
y cuando hablé con una piedra
sonaba como una campana.

Es tan larga la primavera
que dura todo el invierno:
el tiempo perdió los zapatos:
un año tiene cuatro siglos.

Cuando duermo todas las noches,
cómo me llamo o no me llamo?
Y cuando me despierto quién soy
si no era yo cuando dormía?

Esto quiere decir que apenas
desembarcamos en la vida,
que venimos recién naciendo,
que no nos llenemos la boca
con tantos nombres inseguros,
con tantas etiquetas tristes,
con tantas letras rimbombantes,
con tanto tuyo y tanto mío,
con tanta firma en los papeles.

Yo pienso confundir las cosas,
unirlas y recién nacerlas,
entreverarlas, desvestirlas,
hasta que la luz del mundo
tenga la unidad del océano,
una integridad generosa,
una fragancia crepitante.

No se le piden peras al olmo.

Al final, la ironía no sirve para nada más que para hacer sentir incómodo al otro. Hacerle ver que sos más vivo, más inteligente, más rápido... Que triste, que pobreza de espíritu demostramos todos.
Como esperar gratitud, no hay que esperar nada de nadie, no depositar expectativas así, todo nos sorprende.

Por qué no.

Mientras los apuntes en mi escritorio se acumulan. Yo pienso en otras cosas, en él, en mi, en ellos, en aquellos y estos de por acá.
Gente, vinculos, relaciones, amores, pasiones y decepciones.

Hay recuerdos que parecen fotografías mentales, pero cargadas de emociones, de sensaciones y olores. Esas son las que valen la pena. El adiós, la pelea, el reencuentro, la desilusión, fantasías sin cumplir. Todo ese vacío que dejan los amigos, las personas que amas, se tienen que llenar... no sé de qué manera, no sé de qué color. Pero sí sé, que no se puede dejar el hueco. Corremos el peligro de ser invadidos por imágenes paganas, imágenes oscuras o de niebla. Vivir confundido es lo peor que nos puede pasar. Las cosas claras. No siempre tuve esa suerte. Tengo cosas en el tintero, quiero saber, quiero entender el porqué, por qué no, por qué a veces sí.

Cuando uno piensa de más, pasa esto. Se mezclan los tintes, se mezclan los aromas.
Creo que me voy a cocinar. Ahí sí puedo crear lo que quiera.