sábado, 5 de agosto de 2017

Carolina, un cuento que nunca terminé

Carolina salió con mucha tranquilidad, contando baldosas, silbando bajito. Puso música, se acomodó los auriculares porque suelen cobrar vida y salirse de las orejas. Carolina caminaba sin ninguna preocupación aparente.
Ella está de novia hace varios años, estudia Astrología y Tarot. Habla alemán, inglés y griego. Siempre le interesaron los astros y le resulta divertido ver causas en el universo que expliquen las malas decisiones de gente que no se quiere hacer cargo, por supuesto, tal como lo hace ella. Se divierte, le intrigan esas cosas de energías raras, buenas y malas, que pululan a su alrededor. Los idiomas le resultan fáciles. Fue a un colegio germano bilingüe y porque su familia materna inmigró de Grecia, habla griego.

Sus padres un contador y una psicóloga no pueden entender su predilección por lo esotérico. Es todo un misterio para ellos y nunca revelan a sus conocidos a qué se va a dedicar la nena.

Continuará...

#TBT

Hoy tengo 33 y monedas, una hija de 6 meses y me reencontré con este texto. Que bueno darme cuenta de que fui fiel a mis promesas. Aquí va:

A dos días de cumplir 29 años, me encuentro en casa. Mi esposo duerme. Ayer pasamos una noche hermosa junto a unos amigos y mi hermana.
Me encuentro pensando tanto que fui inspirada a escribir. Sé que las palabras hacen de nosotros una eternidad. Quiero decir: nos perpetúan, nos hacen imperecederos. Quisiera que mis hijos, nietos y biznietos puedan leer mis anotaciones. No son más que eso, anotaciones.

Miraba un programa de televisión donde una mujer se lamentaba por no haberse despedido de su hermano que falleció a los 28 años ¡mi edad actual! Ella decía que él no había vivido ni un tercio de su vida. Que vano es preocuparse por cosas pequeñas de la vida cuando hubo gente que no pudo llegar a alcanzar sus  metas, sueños, proyectos… y cuántas cosas más.

Al instante me invadieron estos pensamientos: No quiero ser de esas personas que se den cuenta de viejos lo que se debe valorar en la vida. Quiero aprenderlo ahora. Quiero darme cuenta a qué cosas les doy importancia en demasía y que otras las tomo como cotidianas, las doy por sentado y en realidad son las que me hacen verdaderamente feliz.
Recuerdo en otros tiempos: estar sola, enojada, triste, rebelde contra todo lo que veía a mi alrededor. 

Gracias a Dios me amigué con mi entorno, conmigo misma. Trabajo en mi interior las cosas que quiero cambiar y trato de disfrutar al máximo este tiempo que es hermoso, mi primer año de casada. No hay momento que sea igual a otro, todos son buenos, diferentes y me llenan el corazón. Al estar con Lucho me veo a mi misma, tengo una identidad única, nadie se parece a mi, nadie es como yo, ni yo seré como alguna otra mujer.

Estar en familia cuando se presenta la oportunidad, amar la naturaleza, mirar el cielo, cantar una canción que nos gusta, leer un buen libro, caminar de la mano de un ser amado, un abrazo, una mirada, una sonrisa, una caricia… uff todo esto me hace feliz.
Pensar que no hay otra vida, no hay cuerpo de repuesto, conlleva una responsabilidad que también es muy sabio manejarla para que el disfrute sea pleno. No creo para nada que el descontrol o los excesos traigan satisfacción al ser humano. Es más, considero que lo empobrece y disminuye como ser libre y capaz de lograr un equilibrio en cada cosa que realiza.

Me prometo a mí misma: disfrutar este año mucho más que el 2012, llorar cuando tenga ganas, reír cuando me tiente y callar cuando no sea necesario decir lo que pienso. Bailar cuando escuche esos temas que me hacen mover el cuerpo casi sin pensarlo, respetar mis opiniones, decirlas y ser coherente con mis principios.

Me prometo ser una amiga presente, que ama y cuida a sus amistades como ellas me cuidan a mí. Porque entendí que —si existe[Dam1]  Dios— se muestra con amor entre las personas con gestos, actos y palabras.
Me prometo ser la mejor versión de mi misma, eliminando esas cosas que me atan, me hacen sentir mal. Ser transparente cada día más y hablar con propiedad de acuerdo con la ocasión.
Hago mía esta frase que es el título de un libro: EL MEJOR LUGAR DEL MUNDO ES AQUÍ MISMO.

Dámaris Pettersson.
06/01/13





 [Dam1]Modificado el 05_08_2017